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Tratamiento del Linfedema

El linfedema es una enfermedad crónica. Esto significa que, a día de hoy, no tenemos una cura definitiva. Por ello, se debe valorar de manera personalizada el tratamiento conservador y quirúrgico.

El tratamiento conservador (no quirúrgico), debe realizarse diariamente de forma disciplinada. Dicho tratamiento se basa en: 

Drenaje linfático manual

El drenaje linfático permite canalizar nuevas vías linfáticas, y reducir la cantidad de líquido en la extremidad. Este tratamiento debe ser realizado por un fisioterapeuta con experiencia en dicho campo. Es recomendable realizar esta técnica de forma programada en intervalos de tiempo regulares. La frecuencia dependerá del estadio y planning de tratamiento. Se debe evitar el drenaje linfático manual cuando existan signos de infección o trombosis venosa. 

Prendas de compresión

Las prendas de compresión son esenciales para evitar el acúmulo de líquido en la extremidad. Deben usarse el mayor tiempo posible. La presión que realizan es importante, ya que su uso puede ser contraproducente si no están correctamente ajustadas. Recomendamos cambiarlas cada 6 meses.

La presión mínima recomendada es de 20 mmHg. Existe diferentes grados de compresión, y suele venir especificado en la etiqueta de la prenda. 

Compresión neumática

La compresión neumática se realiza con máquinas que ejercen ciclos de compresión / descompresión. Estudios científicos han demostrado que son útiles para reducir el volumen en la extremidad, aunque no existe consenso sobre cuánto tiempo, ni qué niveles de presión presentan una mayor eficiencia.

Ejercicio físico

Los ejercicios de la extremidad afecta deben realizarse diariamente. El objetivo es fortalecer la musculatura, movilizar las articulaciones y el flujo linfático. El paciente debe aprender estos ejercicios y realizarlos de forma independiente diariamente.

Valoración del tratamiento

Si tras 6 meses de tratamiento conservador no existe una resolución del linfedema, debe valorarse el tratamiento quirúrgico del linfedema. Las técnicas más avanzadas para mejorar el linfedema, se basan en las anastomosis linfático-venosas y el trasplante de ganglios linfáticos.